Menos mal que te guardo cerca de la cama, a tiro de almohada. Si no, habría sido difícil hablar contigo a estas horas. Perdona que sea tan tarde, pero me he entretenido en el olvido.
Sabes, a veces pienso durante el día en esas notas que te escribo si me acuerdo y que no reclamas por si acaso. En el derroche de tinta sobre papel para despejar los caminos que, finalmente, me devuelven a ti.
Es curioso, porque a veces hasta te echo de menos más de lo que quisiera a pesar de intuirte a mi lado. Te echo de menos cuando quiero soltarte la tonteria de la semana y ver como luego nos reímos los dos. Pero sé que sigues ahí. Aunque no te vea.
Y la verdad es que me alegra el poder compartir contigo los extraños pensamientos que me azotan de madrugada, mientras la ciudad duerme. Algo que siempre queda entre nosotros, por mucho que pueda haber alguien escuchando.
Pero unicamente estamos tú y yo, cobijados en nuestro cálido olvido.
Perdona que sea tan tarde, pero me he acordado de no olvidarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario