domingo, 21 de junio de 2009

Una de indios

A ver que te cuento hoy. Una de indios, si te parece bien. Es que no me he puesto mucho y no me va a salir nada en plan poeta lastimado por tus negativas, herido de muerte el corazón y compungido el sentido común que, de tan anestesiado, ha pasado a mejor vida. Joder, si es que no puedo mentirte. Sí, me he puesto; me he puesto tres wiskis. Dame un segundo, que voy a ponerme el cuarto.

No hace mucho, un escritor decía en esa caja grande y plateada que habita en mi minúsculo comedor, que a él nunca le había hecho falta recurrir a ningún tipo de "ayuda" externa para escribir, y que se sentía orgulloso de ello (sic). Me hubiera gustado llamar al teléfono de aludidos y preguntarle sobre su falta de experimentación con las fronteras del cuerpo humano en los pequeños viajes siderales que más de muchos hacemos muy a menudo. También le hubiese recomendado escribir más y salir menos por la tele. De hecho, un escritor debería mantener un estricto régimen de anonimato y humildad y no estar en tertulias casposas, caducas. Estúpidas, al fin y al cabo. Que digo yo, que hay de malo en compartir actividades tan placenteras como tomarte una copa y escribir? O fumarte un cigarro (...) y escribir? Con el gusto que da dejar la concentración y ciertos sentidos racionales a un lado y dejar a la mente vibrar con su propia falta de cordura mientras teclea, o aporrea, el ordenador. Eso ahora. Antes se escribía con pluma y con hojas perfumadas con aromas de "O'd'ete". Malsonante, verdad? Te planteabas un tema, unos personajes y trenzabas su historia rebuscando en tu interior cualquier nota de discordancia con la realidad que te sobra alrededor. Que triste. La vida se ve mejor con otros ojos que no sean los tuyos propios y que no te dejen ver todo lo que no quieras.

Wow! (eso se dice mucho en inglés y además, mola). Se me ha caído la bebida alcoholica que estaba bebiendo, valga la redundacia, y tengo que ponerme a limpiar. Las cuatro menos diez de la madrugada. Ya limpiaré mañana. O sea, luego. Cuando amanezca, tarde, algún asturiano, acompañado de varios colegas de profesión, habrá vuelto a hacer el ridículo en las incomprensibles carreras de vehiculos de cuatro ruedas en circuito cerrado, yo recordaré que tengo algo que limpiar y, a la vez, que tengo que corregir varios errores ortográficos y tipográficos en cierto bloc olvidado.

Por cierto, a qué había venido? Ah, sí.

A contarte una de indios.

Si te parece bien.

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