jueves, 25 de junio de 2009

Miedo por ti

Decía el filósofo que todo lo que hago, lo hago por ti. Es una certeza inherente al propio hecho de estar ahi, expectante, deseoso de cualquier gesto o mirada que implique un viaje de ida y vuelta al cielo de tu boca.

Tal vez sea un ideal romántico, como tantos otros. Luchar por ti, mentir por ti, morir por ti. Podría llenar mil poemas con absurdas promesas nostálgicas. También podría llenarlos con justificaciones y motivos para no seguir adelante, pero volvería a mentir. No hay nada que me sirva como excusa, nada que me haga cambiar de opinión, nada que me saque de la oscuridad. Nada que evite que tenga miedo por ti en cada momento de aislamiento en mi reducto de soledad, con la única compañía de tu recuerdo.

No puedo estar triste después de ver salir el sol durante tantos momentos. Sería egoista; hasta poco caballeroso. Si cierro los ojos, vuelvo a tu lado. Y si eso es así, es porque ya he estado ahí un buen rato, aunque nunca sea suficiente y olvidara decirte algo importante antes de darte un beso de buenas noches.

Lo peor de todo es que no te conozco. Aun. No puedo llamarte, porque no se tu número. No puedo mirarte porque no se cual es tu rostro. Solo te intuyo, escondida en alguna ciudad, esperando, como yo, aparecer tras una esquina y decir hola, te estaba esperando.

Pero recuerda.

Aquí, en el infierno, oigo tu voz.

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