Esta noche pensaba en el silencio que llena los espacios que dejan las melodías que, rato a rato, van llenando la existencia de unos y otros. En ese tono que consigue hacer de algunos momentos un eterno inolvidable. Y en la minúscula grandeza de poder disfrutarlo. En la alegría de ese lapso en que te olvidas de todo y empiezas una catarsis de la que no quieres escapar. Por mucho que te lleve a pensar en todo lo que no debas recordar ahora. Escucha. Cierra los ojos y lo verás más claro. Ya sabes que se dice por ahí que la visión está sobrevalorada. Y ahora dime, qué ves?
Mientras sigues buscando un poco de sentido a la vida, tómate un descanso y piénsate en un lugar sincero, donde nadie te moleste y te puedas contemplar de pies a cabeza. Si ves algo nuevo, felicítate. Si no, pues no.
Pero no desesperes, igual está escondido y te cuesta encontrarlo bajo tantas capas de autocompasión recrudecida y caduca.
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