Supongo que en ese corto lapso de tiempo en el que has conseguido -otra vez- darme una estocada, he caído en la cuenta de uno de mis comentarios del día, que seguro has leído, y que seguro has entendido como un ataque de lo más ofensivo hacia tu persona. En primer lugar, permíteme que te informe que me importa tres cojones lo que puedas pensar ahora mismo. A pesar de esto, creo que mi último e innecesario mensaje te habrá aclarado que la ofensa no iba contigo, sino contra alguien cuya hijoputez roza los límites de la comprensión humana. No se qué es lo que hago tan soberanamente mal para tropezarme siempre con alguien dentro del top-ten de los más gilipollas.
En segundo lugar, tu inconmensurable actuación en la escena conmigo -básicamente, las dos conversaciones sentados en tu sofá y derechos en tu recibidor- fue por tu parte digna de un premio a la mímica. ¿Te escribió la replica a mis declaraciones y preguntas el mismo guionista de Pocoyó? Seguro que si, que no te avergüence decirlo. Ahora bien, y con esto espero que entiendas los dos mensajes que te he mandado, quiero que sepas que para mi es importante decir lo que pienso y lo que siento, y que no podía dejar pasar la oportunidad de hacerte saber algunas de las cosas que han pasado por mi cabeza. Yo ya no las quiero, las dije para ti, para que las guardes bien dentro de tu cabeza y recurras a ellas cuando te des cuenta de lo imbécil que has sido. Tampoco pienses que es muy valiente por mi parte decir esto en un blog por donde nunca -o sólo una vez?- te has dignado a pasear, sabiendo que no leerás esto. Pero esto tampoco me importa, porque de un modo u otro, toda esta insufrible parrafada, ya te la había soltado. Para que lo entiendas, cuando le dije a mi buen y gran amigo Miguel que había empezado a publicar mis cosas en internet, él me dijo que estaba muy bien, pero que nunca jamás se me olvidara escribir para mi y sólo para mi, por mucho que pudiera dedicar alguno de mis escritos a alguien, real o imaginario. Pero sobretodo que escribiera para mi. Y eso es lo que hago. Dejar por escrito lo que pienso. Seguramente para recordarlo cuando indudablemente vuelva a tropezar con la misma maldita piedra. Es el sino del ser humano.
Por último, algo que también debes saber, o debo dejar por escrito, es la pasmosa falta de madurez que me has demostrado últimamente. Tengo la suerte de contar con varias Personas (no me he equivocado, lo he puesto en mayúscula conscientemente) que, sin saberlo, me han hecho reflexionar sobre todo esto y lo de más allá. Me han hecho enmudecer en más de una ocasión. Por lo visto, me escuchan cuando les hablo!! Y además, almacenan toda esa información que a veces les vomito en forma de monólogo cuando necesito que se concentren en algo realmente importante y sean capaces de vencerse a sí mismas. Y lo han utilizado en mi contra....para que yo me concentre en lo importante y pueda vencerme a mi mismo. Cojonudo, verdad? Y no sólo esto. Ellas, y muchas otras en estos días grises, me han recordado algo insistentemente: me han dicho que me quieren. Y parece que lo dicen muy seriamente, no como tu. Lo siento. Pero ahora ya no creo ninguna de tus palabras, y mucho menos, esa. Pero desde sus corazones de cristal, ellas, estas personas de las que te hablo, lo han conseguido. Han disipado la borrasca que amenazaba con descargar sobre mi vida, soplando un te quiero, ofreciendo un paseo, una charla, una cerveza, o una simple llamada. Por eso, les mando un enorme GRACIAS desde aquí, y a ti, sólo un triste y minúsculo adiós.
Una curiosidad -una de esas que me dan la razón, supongo que ya me entiendes. Hace un par de días leí en un periódico que la tecnología está haciendo, cada vez más, que nos acostumbremos a ver la vida a través de una pantalla y que ya no nos guste tanto ver la realidad en persona. Pues bien, presta atención.
Cuando veas en una pantalla una de esas películas donde el amor es bonito, donde las personas se enamoran, se quieren, se respetan y, sobretodo, se sienten tan afortunadas por lo que tienen, trata de ser consciente que, para ti, será únicamente una pantalla, sólo una película que acabará en noventa minutos. Seguramente, lamentarás haber rechazado el papel de protagonista. Aunque esto, también ha dejado de importarme.
Yo me quedo con mi papel. Y no quiero un Oscar por él.
Sólo quiero a mi actriz protagonista.
Ya vendrá, tarde o temprano.
Hola, soy una de ésas personas a las que llamas corazones de cristal.. no tienes que dar las gracias de nada tu sabes que aqui me tienes para lo que sea y me gustaria que esas llamadas se hicieran paseos..¬¬ pero bueno supongo que no tienes tiempo, no me preocupa si con esa sola llamada ya te hago un poquito más feliz para que puedas seguir adelante con otras cosas más importantes que no la 'gente' que vive delante de la pantalla. Nosotros estamos dentro viendo la envidia de los de fuera y creeme, sí nosotros quizá sufrimos más que los de fuera pero ellos jamás tendrán lo que nosotros..
ResponderEliminarMe he quedado muda...te admiro....es muy dificil asumir todo esto y sacar la cabeza hacia arriba...pero lo q mas me ha gustado es verte como te levantas y me demuestras que no soy la unica persona que tropiezo en la misma piedra, pero como bien dices mientras tengamos amigos para un cafe, una llamada, una cerveza, etc...saldremos adelante y en alguna esquinita, x muy pequeñita que sea, estara esperando quien nos quiera de verdad....un besazo "maño"
ResponderEliminarA Anónimo 1
ResponderEliminarL, sabes perfectamente que eres un Corazón de cristal... tan pequeña y tan grande a la vez! Lo sé, siempre estás por ahí, así que mejor será que ninguno de los dos se una al Club de los Imbéciles. Yo también sigo aquí, pequeña, lo sabes....besos enormes!
A Anónimo 2
ResponderEliminarO "Mañónimo"....
B, gracias por tus palabras! Supongo que de todo tenemos que aprender, y de esto yo he aprendido a ver con más claridad en quien o qué hay que depositar la confianza de uno mismo. Seguro que volveremos a equivocarnos, si no, menudo aburrimiento de vida, no. Hoy le decía a una amiga que esto que he escrito no existiría de no ser por haber recibido semejante hostia.
Y seguimos aprendiendo.....