Monstruos de papel, luces de neón, la sombra de una duda planeando sobre mi maltrecha conciencia. Y escondida entre la nube de ceniza que quedó tras el incendio, tu.
Horas malditas de insomnio, comida a medio hacer, bebidas en mal estado que te tuercen la cabeza al despertar a mediodía de un sopor insoportable. Amanecer a media tarde, con ganas de manzanas, siempre envenenadas, y reflejada en el espejo, tu.
El sudor por mi espalda, la cama vacía, mi cabeza a reventar, la bañera pierde agua, la ciudad, habitantes. Buceando en mi interior, tu.
Huida a simple vista, refugiada en un tejado, cuidado que te caes. Te lo dije. Estampada contra el suelo, tu.
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