lunes, 13 de junio de 2011

La historia más bonita del mundo

Has picado. Te has dejado engañar por una publicidad engañosa. Porque esto no es la historia más bonita del mundo. Es otra.

Es la historia de los que vienen y van, de los que están y no se dejan ver. De los que encuentras en lo alto del camino cuando estás a punto de tomarte un respiro y te da por mirar hacia otro lado, para no ver las nubes de la tormenta que amenaza con llegar. Y justo cuando empiezan a caer las gotas sobre tu cabeza ves con claridad el miedo a preguntar si es demasiado pronto para volver a empezar a caer.

Es la historia de una historia sin principio ni final, la que me cuentan los oídos sordos, la que me esconden los silencios cuando miro y no estás ahí. La historia de un regreso a ninguna parte de la mano de un tiempo que no pasa mas que en un recuerdo de algo que quedó encerrado en una habitación sin vistas. La de una espera sin sala, en el vacío que viene cuando todo acaba y que nos recuerda que no, aun no hemos aprendido a decir adiós, ni hasta luego, ni vuelva usted mañana, por favor.

Es la que se repite alguna madrugada cuando quiero no pensar en ti y apareces por arte de magia disfrazada de sonrisa en una foto que no sé si llegué a hacer. En algo que no dije. En lo que no escribí. O en lo que dejé de pensar por no pensar de más. Es buscar la inspiración en algún papel arrugado por el paso de los aburrimientos, y pensar que sí, que lo volvería a hacer. Volvería a decir menudo día de mierda. Volvería a pensar pero qué gran final.

Es la historia de esa canción que sé que te recuerda a mi y que me permito el lujo de escuchar cuando quiero acordarme de ti.

Una y otra vez.

Y otra más.