Lo que espero, no lo se. Ya lo había esperado antes y se fue, por la puerta de atrás, sin una bonita cuenta atrás precediendo a la explosión. Tampoco se qué esperaba. Nada, lo de siempre, seguramente. Lo triste es que se aparcan conversaciones que no deberían quedarse en la cuneta por nada. Por suerte, algunas vuelven en forma de héroe para soltarte una bofetada y hacerte regresar al mundo de los vivos. Y convertirte de nuevo en otro héroe, dispuesto a sustituir a los que ya han caído. En los tiempos que corren, no son pocos los que se han ido. Lo malo es que tampoco hay muchos dispuestos a aceptar ese cargo. Supongo que es una cuestión de cansancio o aburrimiento, porque la verdad es que no se que decir. De hecho, ya me da igual.
Porque cuando los héroes han muerto, sólo queda una opción.
Poner los pies en la ventana y prepararse para saltar.
Y volar.